La unificación de la persona, y la superación del sufrimiento neurótico sólo serán posibles en la medida en que logremos reconocer, aceptar e integrar nuestra propia sombra, como parte de nosotros mismos. Es decir, únicamente la integración de la imagen, y me refiero al hablar de la imagen, de nuestra parte reconocida y consciente que damos hacia el exterior, todo aquello que, desde niños, nos hemos esforzado en construir para tratar de lograr el reconocimiento y la aprobación por parte de los otros, y al mismo tiempo tratar de aprobarnos a nosotros mismos, con la sombra, hará posible la reconciliación psicológica de la persona.
Bajo la máscara de un yo consciente se encuentran desterradas, todo tipo de emociones, pensamientos y conductas negativas, como pueden ser la rabia, los celos, la lujuria, la mentira, ciertas conductas y tendencias agresivas…etc, y es este territorio que en la inmensa mayoría de los casos es poco explorado y esa misma in-exploración hace que sea poco consciente o no se reconoce en uno mismo.
Hay muchas fuerzas, no sólo la nuestra, las que operan a la formación de la sombra, padres, parientes, profesores, amigos, entorno, y ésta funciona como un sistema psíquico autónomo lo que es el yo y lo que no lo es. No sólo existe en la sombra apegos emocionales, síntomas neuróticos, facetas infantiles, sino también aptitudes y talentos que no hemos llegado a desarrollar.
Vivir negando la sombra no la elimina, sólo la oculta. Todo el material relegado, oculto o negado, sigue activo, como poderosa energía psíquica. Puesto que no se le permite “vivir” en la propia persona, será, forzosa e inconscientemente, proyectado en otras, a través de los rasgos y las acciones de los demás. Cuando nuestra admiración y rechazo hacia un determinado comportamiento de un grupo o persona, es desproporcionada es posible que nuestra sombra se nos quiera hacer presente…con este mecanismo pretendemos expulsar de nuestro interior aquello que rechazamos y colocarlo en el exterior.
La comprensión de la verdad que el fenómeno de la sombra encierra empieza a situarnos en la buena dirección, para resolver conflictos relacionales, evitar el juicio y la descalificación, y crecer en unificación, integración y armonía.
El problema nunca radica en la sombra misma, que constituye un todo inseparable de la “luz”, en la polaridad característica de todos los fenómenos, sino en el hecho de no reconocerla y/o no aceptarla, sólo esto es lo que la vuelve peligrosa y nociva. La sombra reconocida y aceptada nos humaniza; la sombra oculta o negada crea neurosis y provoca sufrimiento.
Los seres humanos no estamos llamados a ser “perfectos” sino “completos”, capaces de reconocer, nombrar y aceptar toda nuestra verdad. De este modo paradójico, el reconocimiento de la sombra, al bajarnos del pedestal de nuestra imagen idealizada, nos hace humildes, es decir, nos humaniza impulsándonos a un salto y ampliación de conciencia. Habremos ampliado así del nivel racional (egoico) de conciencia, al nivel o estadio transpersonal.
Cuando uno no trabaja con la propia sombra, sus mejores propósitos sean del tipo que sea, pueden verse saboteados y, lo peor de todo, por motivos inconscientes y sin darnos cuenta de ello. Queremos ser mejores personas…, pero hay “algo” que no lo permite por eso mismo, si no se avanza en la integración psicológica aceptando la imagen y la sombra, el camino espiritual carecerá de consistencia y de una base realmente veraz
El trabajo psicológico, la aceptación de uno mismo y de la propia verdad, una actitud creciente y sentida de acogida de sí, son factores fundamentales para avanzar en este camino de integración y sanación.
Necesitamos reconocernos, mirarnos con bondad y acogiéndonos con amor- abrazar pacientemente, una y otra vez, toda nuestra debilidad, fragilidad, vulnerabilidad. Cada acogida de nuestra parte débil nos hará crecer, de un modo paradójico, en fortaleza interior. Porque el núcleo de la debilidad, si la aceptamos sin reservas se encuentra la grandeza y fortaleza human.
Nos sentiremos cada día más unificados.
En la integración de uno mismo se encuentra Todo.
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