El camino hacia el cambio
Es muy común escuchar la frase: “yo soy así y el que tiene que cambiar es él”, “las personas no cambian”, “no puedo cambiar, es muy difícil y siempre estoy igual”, y un millón de frases más que lo único que consiguen es boicotear y cerrar la posibilidad de todo cambio personal, y en consecuencia en nuestra vida.
Las personas tenemos un amplísimo menú de posibilidades de ser y de mostrarnos en nuestro día a día, la cuestión es que aprendemos desde muy pequeños y a lo largo de nuestro recorrido vital a presentarnos y a funcionar de una manera concreta, como si nos metieran un disco duro y nos programaran, y esto nos llevaría al “Yo soy así”. La identificación con ese disco duro en concreto es tan fuerte que con mucha frecuencia las personas no miran más allá y no se plantean salir aunque sea de vez en cuando a explorar otros caminos de actuación, actitudes, de potenciar o no ciertos roles, etc., porque en definitiva de eso se trata, de elegir, y no quedarse tanto en el somos lo que somos sino en el somos todo lo que elegimos y queremos ser.
Si una persona esta enganchada a su ansiedad, o a sus celos, a sus dolores, a sus quejas, a sus relaciones tóxicas y dependientes… realmente se identifica con ello, y parece que no hay otro modo de vivir para ella/él, y eso no es así. El problema viene cuando aun sabiendo con un mayor o menor grado de consciencia que es lo que nos hace daño, o podríamos mejorar, nos “acomodamos” a nuestros problemas, y se busca mil pretextos y justificaciones para continuar con la misma programación del disco duro. Por tanto se entra en un círculo muy limitado donde no hay entrada a nada nuevo, porque la persona realmente no lo permite, o no puede por las razones que sean, (miedo, excesiva rigidez, emociones bloqueadas, falta de consciencia y conocimiento, falta de motivación…).
No podemos buscar soluciones a nuestras dificultades personales, si siempre echamos mano del mismo camino, o de los mismos recursos de siempre que sabemos que no funcionan. Habrá que experimentar, probar, y coger otras vías que puedan ofrecernos respuestas y soluciones diferentes que nos lleven a mejorar aquello que queremos.
Otro factor que suele impedir el cambio, es que muchas veces el cultivo para que se lleve a cabo se queda a nivel muy racional, muy en la superficie, la típica frase: “la teoría me la sé de memoria pero luego llevarlo a la práctica…”, está muy bien analizar lo que pasa y poder poner palabras a lo que nos ocurre, pero el trabajo a nivel emocional es lo que realmente impulsa el cambio. No sólo hay que saberlo a nivel cognitivo o racional, además y esa es la clave, hay que trabajar las emociones, los posibles bloqueos, nudos, para que el cambio sea más real y más profundo.
Nadie ha dicho que el camino hacia el cambio sea fácil, no hay varitas ni polvos mágicos que hagan cambiar ciertos aspectos de una persona de la noche a la mañana. Se trata de un compromiso e implicación con uno mismo que requiere constancia, mucha voluntad y motivación, si estos ingredientes no están presentes aun teniendo ayuda profesional, resulta mucho más complicado.
El cambio es total y completamente posible y accesible, al alcance de todo el que quiera mejorar aspectos suyos personales, y en su vida en general.
Arancha Echávarri
Sabado y Domingo: Cerrado
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