Más allá del EGO
Poder expresar: “soy y vivo más allá de mi ego”, es haber dado un paso gigante, y el haber ampliado nuestra conciencia, habiendo descubierto y poniendo sobre la mesa a nuestro ego… no es algo negativo, sólo es inconsciencia que nos hace quedar reducidos y enganchados, y lo más importante, no nos permite avanzar debido a que saca todas sus “armas” – resistencias y bloquea el cambio, no permirte que haya humildad y aceptación en nosotros, que son los dos ingredientes por excelencia para dar un salto importante en nuestra propia evolución.
El ego es un conglomerado de formas de pensamiento recurrentes, pautas de reacción y emocionales condicionadas a las que otorgamos un sentido del “yo”. Principalmente condicionadas por el pasado: entorno familiar, educación, cultura, recuerdos, sistema de creencias e ideas en relación al mundo y a uno mismo, mensajes del exterior que interiorizamos y las hacemos parte de nuestra identidad.
Vivir atrapados en un diálogo interior incesante de infinitos pensamientos, que te transportan a todas partes, menos a vivir la realidad y el momento presente, de realizar papeles o roles tan adquiridos y mantenidos en el tiempo que nos lleva a es estar identificados completamente con el ego, con la mente egótica. Cuanto más ego tenemos vivimos más dualidad, más confusión, y más disociados, razón por un lado, y por el otro corazón, y el ego siempre está en la razón, (en la mente egótica).
El ego se nutre de múltiples identificaciones, no sólo de las cosas materiales, que nos lleva a pensar que valemos según tenemos, se podría decir que es la forma más primitiva de identificación, pero la trampa es que siempre oculta una sensación de insatisfacción, que tengas lo que tengas, y logres lo que logres, no es suficiente, no somos suficientes, es vivir la insatisfacción permanente. Y esto hace que la queja ya sea expresada o pensada es una de las estrategias por excelencia del ego, quedando atrapados de nuevo en un discurso interior creado por las formas de pensar…El apego a las cosas deja de estar presente cuando ya no intentas encontrarte a ti mismo a través de ellas.
La mente-ego vive a base de las comparaciones, y su propia valía es a través de los ojos de los demás, por tanto es tan fácil herirlo…sacando toda la artillería para protegerlo, a base de defendernos, y atacar al otro, a base de escusas y justificaciones, de mentiras, todo dirigido a mantenerlo a salvo, y en una posición en donde si está por encima…mejor.
Todo ego tiene un amplisimo registro de contenidos, pero la base es la misma, la identificación de mi sentido del yo con la forma, no sólo de las externas, como he mencionado anteriormente, si no con las formas de pensamiento que surgen de manera constante, limitándonos a: yo soy lo que pienso, y las interpretaciones que hacemos de nuestros pensamientos…Riadas de pensamientos, unos nos suelen acompañar con más frecuencia que otros, y son como melodías que resuenan dependiendo de los acontecimientos que nos acompañen. Son pensamientos condicionados por el pasado, limitantes, con frecuencia son negativos, y a menudo proyectan conflicto exteriormente y competencia.
Estas pautas con las que se maneja nuestro ego, si son las “palmas” que de manera continua dirigen nuestra vida, es muy posible que desarrollemos diferentes dificultades de todo tipo, neurosis, sufrimiento…
Aprender a mirar más allá de la forma es no quedarse atrapados en creencias , en la mente-ego. Cuando observas el ego en ti mismo estás empezando a no identificarte plenamente con el contenido de la mente y puedes empezar a superarlo, puedes empezar a ponerle límites y a darte cuenta que la conciencia – el SER, está mucho más allá del ego que pierde presencia y fuerza…incluso pudiéndose convertir en un ego colaborador del ser, y no en saboteador.
El peor enemigo del ego es vivir el presente, el aquí y el ahora…en poner conciencia a los pensamientos, emociones y reacciones que circulan en nuestro interior, en el darse cuenta es cuando desaparece la identificación con esos estados y procesos mentales, mi sentido del yo, el quien soy, pasa a un estado infinitamente mayor, real, auténtico, lo que realmente SOMOS.
Más conciencia, nos lleva a un estado de mayor amplitud y profundidad, de comprensión, de verdad, vibrando en una energía muchísimo más alta.
Arancha Echávarri
Sabado y Domingo: Cerrado
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